16/11/17

“Los que los señalaron no eran de fuera, eran fascistas rabiosos del pueblo”

"Iban nueve mujeres. Todas ellas de profesión humilde, aceituneras, afiliadas al sindicato de la UGT y detenidas por falangistas en la mañana del 10 agosto de 1936. Las mandaron en pocas horas al Puerto de Sevilla, dirección al buque prisión Cabo Carvoeiro.

 La fecha sería muy recordada en la ciudad. Cada día se mataba a sangre fría y en aplicación del bando de guerra a gran parte de la élite izquierdista. Precisamente, ese diez de agosto fue el día que aniquilaron a un importante grupo de la corporación municipal republicana. Blas Infante, padre de la patria andaluza, era una de aquellas víctimas.

Las jornaleras asesinadas eran María, Rosario, Leonisa, Josefa, Francisca, Gabina, Victoria, Josefa y Guadalupe. Eran mujeres del mundo agrícola de entre 19 y 43 años de edad. Todas vivían en el municipio de San Juan de Aznalfarache y fueron fusiladas en la saca del 24 de octubre de 1936. A Josefa la violaron antes de su muerte

Eso cuenta la bisnieta de su hermana Caridad, Esmeralda. También le cortaron los pechos. De María Díaz Arriaza se ha logrado rescatar parte de su biografía. El asesinato de sus hermanos menores. De Guadalupe solo se conoce el testimonio de su hijo huérfano a los 10 años, Manuel Anillo. (...)

El temido capitán Manuel Díaz Criado, mano derecha de Queipo de Llano sería el firmante de la saca de las nueve aceituneras la mañana del 24 de octubre. Sánchez señala a Público cómo aquella mañana “ordena que le entreguen a cuarenta y seis personas presas en el barco prisión Carvoeiro, proporcionado a los golpistas por la compañía naviera Ibarra”.

 Tres de aquellos hombres y tres mujeres no llegaron a perder la vida. No ocurrió lo mismo con las cuarenta personas restantes que son vilmente asesinados. Veintiún hombres y trece mujeres, una de El Garrobo, Sevilla, y las doce restantes vecinas de San Juan de Aznalfarache, entre las que se encuentran a las nueve aceituneras. (...)

El perfil de estas nueve mujeres es bastante común en la Andalucía rural de los años 30 con fuertes cambios sociales en pleno auge de la II República. “Eran trabajadoras humildes y pobres, algunas vivían en el Barrio del Manchón, un barrio de chabolas en zona inundable, sin agua corriente ni alcantarillado. 

La última inundación del Guadalquivir de enero de 1936, hizo estragos en San Juan Bajo y especialmente en el Barrio del Manchón, uno de los más humildes de San Juan, barrio que visitaron muchas veces los falangistas para llevarse y asesinar a sus vecinos y vecinas”. (...)

La familia de María Arriaza Calero es una de las pocas que conoce parte de su biografía. Sánchez recuerda cómo sus hermanos fueron duramente reprimidos por los franquistas de San Juan. “Los que los señalaron no eran de fuera, eran fascistas rabiosos del pueblo”, aclara Raúl.

 Los militares señalaron con nombre y apellidos a María Arriaza Calero con 21 años, y a dos de sus hermanos, a Diego con 18 años lo asesinaron el 4 de enero de 1937, y a José con 25 años el 26 de octubre de 1936. El otro de los hermanos también murió asesinado. María Díaz, sobrina de esta aceitunera narra como a “sus padres les faltó poco para volverse locos”.

El caso de Guadalupe Sánchez resulta verdaderamente triste. Su nieta Guadalupe Anillo narra a Público la infancia de su padre Manuel. Con tan solo diez años quedó traumatizado con la trágica noticia de la muerte de sus padres. Guadalupe Sánchez López tenía solo 32 años y Antonio Anillo Marín, 35. 

“Mi padre iba a llevarles comida cada mañana al buque cárcel del Puerto y aquella mañana le dijeron a un niño de diez años que a sus padres se los habían llevado para fusilarlos al cementerio”. Guadalupe no contiene la tristeza al pensar la rabia con la que vivió su padre Manuel. “Cuando era pequeña y volvimos a Morón de la Frontera para que mi padre trabajara como chófer en la base estadounidense, uno de los americanos supo de su pasado familiar y nos tuvimos que ir corriendo. Lo hemos pasado realmente mal”. Guadalupe conoce poco de su abuela. “Era aceitunera y tenía las ideas muy claras pero mi padre no quería que supiéramos todo este drama”, añade."            (María Serrano, Público, 10/11/17)

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